"Los días más felices de su hijo están por venir. Dependen de usted."
Carlos González - Bésame mucho

miércoles, 23 de mayo de 2012

Discurso en acto por la Semana Mundial del Parto Respetado 2012, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires

Buenas tardes. Mi nombre es Mariela Franzosi y soy parte de la Red de Mujeres Las Casildas. Junto con mis compañeras Julieta Saulo, Valeria Wasinger y Ana Nicastro Beneforti –en nombre de quienes hablo hoy también-, hace ya más de un año que estamos tratando de visibilizar la necesidad de muchas mujeres madres trabajadoras (y también muchos hombres padres trabajadores): extender las actuales Licencias por Maternidad y Paternidad.
La legislación laboral de nuestro país otorga a las mujeres que trabajan una licencia por maternidad de 90 días, distribuidos en 45 antes del parto y 45 después, que pueden correrse a 30 antes del parto y 60 después. Este plazo está estipulado en la Ley de Contrato de Trabajo y significa que, en el mejor de los casos, una mamá tiene que dejar a su bebé de dos meses de vida durante el plazo que dure su jornada laboral, más el tiempo de viaje que le lleve ir desde y hasta su hogar, lo que hace en general un promedio de entre 7 y 8 horas.
El tiempo que la ley otorga a los padres es bastante menor: hoy en día, ellos tiene sólo 2 días, 48 horas de licencia cuando se convierten en padres. Y ni hablar de las parejas del mismo sexo. Por supuesto, no está contemplado en la ley que haya dos madres o dos padres, así como tampoco se contemplan plazos de licencias por adopción, cuando hay embarazos múltiples o de riesgo, o cuando el o la bebé nacen con problemas de salud o sin vida. Tampoco se tiene en cuenta a las monotributistas o autónomas, y ni hablar de las que trabajan en negro.
Sabemos que parece mucho el tiempo que se pide, pero las cifras demuestran que no es así. Como la tasa de natalidad disminuyó en la Argentina en los últimos años, la cantidad de licencias de las que una mujer puede hacer usufructo a lo largo de su vida laboral no llega a ser significativa (dos o, a lo sumo, tres veces cada una). Este porcentaje se acentúa en las áreas urbanas.
Según cifras publicadas en 2008, las mujeres representan alrededor del 42% del personal ocupado, y sólo el 2,8% de ellas reciben anualmente la licencia por maternidad.
Y los beneficios, por otro lado, significan muchísimo más.
A nivel emocional, la presencia de la madre junto a su hijo o hija durante los primeros 6 meses de vida contribuye notablemente a generar un vínculo afectivo más fuerte con el bebé, lo que a futuro garantizará niños y niñas más seguros de sí mismos, con mayor autoestima y menos problemas de socialización.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud, la Sociedad Argentina de Pediatría y hasta el Ministerio de Salud de la Nación determinan que lo óptimo y más beneficioso para la salud y nutrición de los recién nacidos es la lactancia materna EXCLUSIVA durante sus primeros seis meses de vida.
Tenemos aquí una gran contradicción: por un lado está lo que la sociedad a través de las leyes considera que es necesario para sus miembros adultos (en este caso, las mujeres/trabajadoras/madres), que es que vuelvan rápidamente a trabajar, a seguir produciendo bienes y servicios necesarios para el normal desarrollo de la economía. Por el otro, lo que supuestamente es lo mejor para los más jóvenes (los recién nacidos que pueden ser amamantados de manera exclusiva), según declara a través de los organismos competentes. Si mamá no está en casa por 7 u 8 horas, difícilmente pueda darle solamente teta a su bebé.
Amamantar es un acto que va mucho más allá de lo privado, es un acto que tiene implicancias en muchísimos aspectos y hasta puede considerarse una postura política. Si bien el hacerlo o no es una decisión puramente personal que cada madre en su momento hará de acuerdo a sus convicciones y posibilidades, lo cierto es que hoy en día hay muchísimas circunstancias que juegan en contra para aquellas que deciden hacerlo (o al menos intentarlo). ¿Cómo mantener una lactancia exclusiva si tengo que volver a trabajar 7 horas con mi bebé de un mes y medio? ¿Cómo si ni siquiera tengo una guardería en el lugar donde trabajo? Así, tenemos que elegir entre sacarnos leche en un baño o pasarnos a la fórmula, y lo cierto es que sostener la lactancia exclusiva se vuelve difícil.
Amamantar tiene también un valor económico, porque hacerlo es completa y absolutamente gratis, pero las horas que esas mujeres/madres le dedican a esta actividad no. Ese tiempo puede ser medido en horas de trabajo, horas que esa mujer le está destinando a nutrir a una persona. También el producto, la leche materna, tiene un valor económico concreto. En Noruega, el único país que la considera como una contribución a la economía, el gobierno informa que las madres producen alrededor de 8,2 millones de kilogramos de leche materna por año. Asignándole a esa leche el valor que le dan algunos bancos de leche materna, que es de 50 dólares por litro, el valor total de la leche producida por las madres noruegas asciende a una cifra superior a los 400 millones de dólares. Ese dinero, destinado a nutrir niños y niñas noruegos, no sale del bolsillo de ningún gobierno, sino que es generado por esas madres que tienen una licencia por maternidad de 46 semanas (322 días) y que pueden dedicar su tiempo a amamantar, si es que así lo deciden.
Por otro lado, también es importante destacar que no amamantar cuesta (y bastante): el costo por mes de la cantidad de leche de fórmula infantil que un bebé necesita durante los primeros seis meses de vida oscila entre los 200 y los 700 pesos, dependiendo del tipo de leche que consuma. Pero además hay que sumarle el costo del agua potable para diluirla, de gas para calentarla, de mamaderas y tetinas, de agua caliente y detergente para lavar estos elementos, y de agua y gas o electricidad para su esterilización. Se estima, además, que se dedican alrededor de 700 horas por año en las actividades relacionadas con la alimentación con leche de fórmula.
A lo largo de las últimas décadas, las mujeres aumentamos exponencialmente nuestra participación en el ámbito público y en el mercado laboral. Fue una lucha de muchísimos años el tratar de conseguir una mayor igualdad con los hombres en materia de derechos políticos, civiles, laborales e individuales, y todavía hoy seguimos luchando por derechos postergados, como el real control de nuestro rol reproductivo, que implica también el derecho al aborto legal, seguro y gratuito para evitar las muertes de las mujeres que los hacen en condiciones inadecuadas.
Pero además es necesario cambiar el paradigma de integración, porque el estar en igualdad de condiciones con los hombres no nos vuelve iguales a ellos. Somos diferentes, nos atraviesan los ciclos vitales y es fundamental que sea el mercado laboral el que se adapte a ellos, y no nosotras las que debamos adecuarnos a sus reglas. Una verdadera integración debería poder ayudarnos a complementar nuestro rol productivo y reproductivo, en verdadera igualdad de oportunidades con los varones.
Por último, quiero agradecer al Grupo de Apoyo a la Lactancia Materna de Bariloche por los datos aportados y a la RELACAHUPAN por darnos la posibilidad de compartir este día con ustedes.
Muchas gracias!